En todo el mundo, los videojuegos han ganado una gran popularidad con más de 3000 millones de jugadores que gastan casi 140 mil millones de dólares anuales en títulos, accesorios y consolas, superando significativamente al cine en términos de consumo. Sin embargo, este crecimiento tiene un impacto considerable en el medio ambiente.
La huella de carbono generada por la industria de los videojuegos abarca diversos factores, desde la producción de consolas y programación de juegos hasta el consumo eléctrico para su funcionamiento y el manejo de desechos cuando se vuelven obsoletas. En Estados Unidos, el uso de videojuegos consume 34 billones de watts-hora de energía eléctrica al año, lo que se traduce en más de 24 millones de toneladas de dióxido de carbono emitidas, equivalente a casi 47 millones de vuelos de ida y vuelta entre San Pablo y Buenos Aires.
Además, el rápido ciclo de vida de las consolas contribuye al problema de los desechos electrónicos. Se estima que solo un 20% de estos desechos se recicla a nivel mundial, y se espera que la cantidad alcance las 120 millones de toneladas para el año 2050.
En Latinoamérica, varias empresas de tecnología están asumiendo la responsabilidad de su impacto ambiental y trabajando para alcanzar la neutralidad de carbono. Estrategias de economía circular, como educar a los usuarios y ofrecer programas de recompra, recuperación y reciclaje, son fundamentales para abordar este desafío.
“Enfrentar nuestras emisiones, desarrollar planes de mitigación y compensar aquello que no podemos evitar son acciones clave para tomar decisiones de consumo responsables con el ambiente”, afirmó Florencia Trotta, Gerente de RRII y Sustentabilidad en Nimble Giant Entertainment, una empresa argentina de desarrollo de videojuegos que colaboró con The Carbon Sink para reducir su huella de carbono y alcanzar la neutralidad.
Los jugadores también pueden contribuir en la disminución de la huella de carbono adoptando buenas prácticas:
Con el compromiso de la industria y la acción consciente de los usuarios, es posible reducir el impacto ambiental de los videojuegos y promover un futuro más sostenible.
Fuente: tn.com.ar